lunes, 2 de febrero de 2015

LA IMPORTANCIA DE COMER EN FAMILIA





Se ha demostrado que cuántas más comidas se comparten en familia, más probabilidades tienen los pequeños de mantener un peso saludable. Este factor protector se debe a que los niños adquieren buenos hábitos alimentarios.

 Y ¿por qué es más fácil aprender a comer si lo hacemos en familia? Pues bien, hay diferentes factores que influyen. Por un lado, cuando compartimos una comida se crea un clima de distensión que favorece que los niños coman sin presión, no solemos tener tanta prisa para que terminen y el acto se convierte en un momento de convivencia, no en una obligación. Por otro lado está el factor imitación, los niños quieren parecerse a sus padres, y si eres un buen ejemplo, verás cómo día tras día tus hijos aprenderán a comer de todo.

Te damos algunos consejos para facilitar que cenéis todos juntos:

  1. Acerca vuestros horarios. Adelanta tu hora de cenar a las 21h. De hecho es la hora fisiológica ideal, hace aproximadamente 6 horas que almorzaste, y además darás más tiempo a tu cuerpo para que haga la digestión antes de acostarte.
  2. Haz cenas un poco más “infantiles” pero ve introduciendo de vez en cuando nuevas recetas para que las vayan probando y habitúen su paladar a diferentes sabores. Si no les gusta a la primera no desistas.
  3. Servir algún plato de ensalada o verduras en el centro de la mesa les crea curiosidad, porque no se les está imponiendo y les acaba atrayendo.
  4. Dales alguna responsabilidad alrededor de la comida: poner o quitar la mesa, encargarse del agua o de los postres…
  5. Cocinar, al menos una vez a la semana, una receta juntos. Implicarlos en la elaboración ayuda a que se interesen más por la comida.
  6. Aprovechar el momento para compartir las vivencias diarias, que se sientan protagonistas y que a la vez aprendan a escuchar a los demás. ¡Imprescindible apagar el televisor!

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